viernes, 31 de octubre de 2014

¿Cómo darse cuenta?



De pronto, el rumbo ha cambiado. Ahora tus pasos tienen un destino muy marcado. Él.

Te detienes, y buscas algo que ofrecerle. No encuentras nada. Pero no puedes parar. Continúas, continúas, hasta llegar donde sabes que él lleva todo el día esperándote. Llegas, con las manos vacías, esperando que a te dé el mundo. Y te lo da.

Llamas a la puerta, y te abre. O muy elegante, con tu camisa favorita y la colonia de las grandes noches, desprendiendo una sonrisa embriagadora, o bien muy cansado, con cualquier camiseta fosforita cuyo color no termina de combinar con el de los pantalones cortos. Da igual. Cuando se abre la puerta, a ti todo lo que hay alrededor se te vuelve en blanco y negro. La única tonalidad que percibes es el azul de sus ojos.

Le sonríes de la manera más fuerte que puedes, pensando que es lo mejor que puedes darle en ese momento. Una vez dentro, nunca sabes lo que te vas a encontrar. La luz de las velas o el flexo del escritorio, el disco de boleros o las zarzuelas en Spotify, el niño frágil que busca descansar su dolorida cabeza en tu pecho o el hombre seguro que parecer tener siempre todo controlado.

Pero hay algo que nunca cambia: esa extraña atracción, ese impulso magnético, esa conexión etérea que atrapa tus sentidos y que te va haciendo comprender y vivir aquello que antes sólo habías leído en los libros. Cuando encuentras, de repente, algo que llevabas mucho tiempo buscando, la pieza que completa el puzle.

Una persona que te hace ser mejor, que comprende tus miedos, que respeta tus decisiones, que conoce tus debilidades, que ama cada centímetro de ti. Alguien dispuesto a recorrerse la distancia necesaria para poder verte cinco minutos, a cuidarte en los instantes en los que tu ajetreada vida se detiene, a esperar pacientemente bajo tu ventana, a dejar chuches en tu buzón.

Alguien que busque la manera de quedarse a solas, en el momento propicio, en el lugar adecuado, para contarte, a través de un beso, todo lo que las palabras no podían decirte.

Alguien que, hace un año, consiguió colarse en tu vida y en tu corazón.

Y finalmente, alguien que sueña cada noche con tu mismo sueño: ser, enteramente y eternamente, tuyo.


¿Cómo darse cuenta? De repente, me has atrapado. Y ni quiero, ni debo hacer nada para evitarlo.

Gracias por este año de vida juntos

jueves, 7 de junio de 2012

Noche estrellada


Suena...

Fue una reunión discreta, tranquila, humilde, sin excesos, como a nosotros nos gustaban. Un cine, unas palomitas y un helado en el parque. Allí, sentados sobre la hierba, en una cálida noche de primavera, vivíamos una de las situaciones más absurdas de nuestra vida. A nuestra derecha, una encopetada señora leía el best-seller del momento mientras su enorme perro negro nos había dejado un regalito de bienvenida que empezaba a apestar. A la izquierda una fogosa parejita de enamorados aumentaban la temperatura, ya de por sí alta, del lugar. Un músico ambulante, al que nadie había escuchado durante todo el día, había decidido pasar olímpicamente del repertorio preparado y componía sus propios temas a ritmo de blues.

En medio de todo esto, nos encontrabamos nosotros, mirando a todos lados y a ninguno en concreto, intentando buscar algo interesante de lo que hablar. Para más desgracia, mi helado de chocolate se derretía a pasos agigantados y por más que intentaba retener su desintegración, el líquido amenazaba con cambiar de color mi precioso vestido azul turquesa. Él había sido más listo. Lo había pedido de hielo. Lo malo era que se lo habían dado varios grados por debajo de su estado de congelación y aún no había sido capaz de empezarlo. Acorde con la estúpida situación, nuestra conversación era también increíblemente absurda. En realidad, ambos eramos personas absurdas. Yo me sentía cómoda en este tipo de situaciones, diciendo tonterías me movía como pez en el agua. Pero él, desgraciadamente, tras una hora hablando sobre los pies planos, el abuelo de Heidi, el color de los gusanos, la varita de sauco o la luz verde de mi lamparita de noche, decidió dar un giro radical a la situación y soltar uno de sus comentarios ingeniosos.

 -¿Sabes porqué las estrellas solo se ven cuando es de noche?
- Mmm...
Iba a soltar algún chiste estúpido, pero preferí callarme. Su gesto había cambiado, estaba muy serio, mirando al cielo, tremendamente concentrado y abstraído. Después se volvió hacia mi, esbozó una pequeña sonrisa y me dijo:
-Porque durante el día, la luz del sol inunda todo y nos impide percibirlas. Sin embargo, cuando llega la noche y todo se vuelve oscuro, son estos diminutos luceros los que permanecen brillando, e iluminan el cielo de una manera diferente, muy sutil y muy valiosa.
Yo permanecí callada. No sabía que decir para no estropear aquello.  Pero él no me dio tiempo, sacó de su bolsillo un trozo de papel arrugado, me lo puso en la mano, me dio un beso en la mejilla y se marchó.
Y ahí me quedé yo, como una estúpida, sin entender nada de lo que había pasado, con el helado de chocolate en la mano, en un estado lamentable, y soportando la mirada del perro negro de mi derecha, cuyo único divertimento ahora era compadecerse de mi situación y mirar mi helado con deseo. Decidí dejarselo en el suelo y me marché.

Cuando llegué a casa me di cuenta de que todavía tenía el papel en la mano, en el mismo sitio donde él lo había dejado. Temblorosa, lo abrí con cuidado. Y allí, empezó todo.

"Al igual que el sol nos impide ver las estrellas, existen muchas cosas en el mundo que nos ciegan, nos eclipsan y no nos dejan admirar los pequeños detalles, objetos o personas que hacen nuestra vida un poco menos gris. Aquellas que siempre han estado allí, pero que, de una manera muy extraña, estamos tan acostumbrados a su presencia que nunca las hemos valorado lo suficiente. Muchos andamos ciegos buscando la luz del sol porque pensamos que en lo grandioso está la felicidad. Sin embargo, es en la oscuridad, en la miseria de la vida, cuando aparecen esos pequeños luceros que alumbran tu camino. Esas diminutas estrellas que, pase lo que pase, nunca dejarán de brillar para tí. Ahora lo sé.
Tú eres mi estrella."

martes, 3 de abril de 2012

viernes, 30 de marzo de 2012

Orgullo



Me siento frente al escritorio otra vez, con una hoja en blanco y un lapicero mugriento, sin nada que decir, sin nada que pensar. Odio estos momentos, porque es entonces cuando fluye de lo más recóndito de mí todo aquello que permanece oculto en la profundidad de mi alma. Todos los errores, los fracasos y las mentiras. Y sobre todo odio este momento, me odio a mi misma en estos instantes, porque soy capaz de captar la gran mentira de vida feliz que estoy viviendo.

No sabría describir cómo me encuentro ahora. Estoy en un estado de paz y tranquilidad, de aparente felicidad. Todo vuelve a estar en su sitio y yo misma también. Los acontecimientos suceden sin contratiempos y todo pasa según lo previsto. Algo genial para cualquiera que busque estabilidad. Soy como un pez encerrado en una pecera, alimentado tres veces al día, dando vueltas día y noche en un agradable y climatizado cuenco de agua, pero privado de su libertad. Si a este pez se le preguntara su opinión, estoy convencida de que desearía volver al peligroso e inmenso mar, rodeado de tiburones ambrientos y redes de pescadores, pero viviendo en el estado natural y libre donde creció.

Por eso hay algo dentro de mí que me dice que no es esto lo que quiero. Ya no miro ni percibo las cosas como antes, he perdido toda mi sensibilidad, mis ideas, mi corazón. Aún así, mi estúpido orgullo no me permite reconocerlo. Para todos, mi vida es perfecta. Consigo todo lo que me propongo a pesar de los contratiempos. No tengo motivos para sufrir ni para mendigar un cariño que no necesito. Y es que el cariño trae problemas, y amar es peligroso para personas que entienden los sentimientos como un motor de la existencia, y que tienen un inexplicable imán para los desengaños. Ahora soy extremadamente fría y perseverante. Ya no siento, calculo. 

Y sigo sin ser feliz. Lo he probado todo para dejarte ir, pero sigues estando aquí. Ya no se como decírtelo, ni siquiera me queda inspiración. Se me ha apagado la llama, apenas sigo existiendo. La vida se me pasa entre carreteras y libros, y siento que estoy echando a la basura todo lo que he conseguido. Ahora soy una persona estable, madura, responsable, pero ahogada y atrapada en esta mierda de existencia, dedicada a hacer lo que los demás esperan de mí. Hay algo que me han arrebatado y lo echo muchísimo de menos.

Pero de nuevo el orgullo aparece para censurarme, para impedirme gritarlo o siquiera pensarlo. Para decirme que estoy mucho mejor así, que ya no hay nada que me haga sufrir. Pero tampoco hay nada que me haga sentir viva. Que me conmueva, aunque sea unos instantes, este maltrecho corazón al que no aceptaban por ser diferente, por hacer algo más que latir. Y es que el mundo está tan loco que cualquiera que pretende hacer algo que no corresponde a su función predeterminada en la vida, se ve inexorablemente reprimido.


Lo peor de todo es que todavía no he encontrado la manera de solucionar este estado de insatisfacción y de vivir sin vivir. Y tampoco puedo pedir ayuda. La vida me ha enseñado a no mostrar dolor ni flaqueza, porque de esta manera, eres débil. Por eso te dedico estas palabras a tí, el único que me escuchas, que me entiendes y no me replicas. Aunque tampoco me puedas responder. 

A tí, hoja de papel en blanco que recoges todas mis estupideces aquí, donde ningún alma lo leerá. Así deseo que sea. Y si le llega, tampoco lo entenderá. Ya no escribo para agradar, sino para encontrarme de nuevo a mí misma, a mi propio yo, escondido entre todos estos bocetos. Es egoísmo, orgullo y necesidad. 
Nada más.

viernes, 6 de enero de 2012

Balance 2011

Enero

Cuento de Navidad



Actuación Navideña "Paraninfo" de Ciudad Real


La Dama Boba, Argamasilla de Calatrava


Febrero

 Juegos De la Juventud 2011


Marzo
La Dama Boba, Miguelturra


Abril
Estreno del Musical "Érase Una Vez" en Malagón
 

Musical "Érase Una Vez" en Villarubia


Musical "Érase Una Vez" en Ciudad Real




Festival Circo



Mayo
Grabación de un cortometraje en Almagro


Junio
Festival JMJ



Graduación 2º Bachillerato


Érase Una Vez regresa a Malagón


Érase Una Vez termina su gira en Miguelturra



Viaje de Fin de Curso, Santorini


Julio

Vacaciones en Altea

Fiesta de despedida

La Vida Es Sueño, el reencuentro
 
La Vida Es Sueño en el Festival de Almagro


Agosto

Gira "La Vida Es Sueño"


Fin de gira en Retuerta

Septiembre

Concierto "Maldita Nerea", Móstoles

La Dama Boba en las Fiestas de Malagón


Noviembre
Festival a beneficio de la Asociación Coraje


Diciembre

Cena "Caravana Del Arte"


Reencuentro "La Vida Es Sueño"


Concierto Auryn


jueves, 17 de noviembre de 2011

Perdóname por ir así

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eras.

Pedro Salinas

domingo, 23 de octubre de 2011

Llega el frío

Y en la ventana queda todavía un regusto a sol. Ya se pierden las golondrinas en las montañas, buscando la calidez de otros lugares. El viento agita salvajemente los árboles, aletargados y dormidos durante algunos meses. Ahora, las nubes traen consigo bocanadas de aire frío, lluvia y mal tiempo. En las ciudades, se retiran de los escaparates las sandalias, dando paso a las cálidas botas de piel. La gente se acurruca ahora en sus hogares, al calor de las casas familiares que tanto huelen a invierno. Todo vuelve a estar en su sitio. Se olvidan las vacaciones, los amores de verano, las experiencias inolvidables. La vida cambia para todos. Porque por fin, aunque algo retrasado, ha llegado el maldito otoño.


Pero ella sigue ahí. Nostálgica, en aquel sitio de siempre donde ya no queda nadie, contemplando cómo el mundo cambiaba, enérgico, imparable... Asumiendo su terrible soledad y observando cómo, a su alrededor, todos parecían haber encontrado su lugar. Excepto ella, que sigue todavía deambulando por un mundo que hace unos meses se mostraba apasionante y lleno de vida, y ahora se presenta tan frío como obsoleto. Y su única compañía es aquella losa de recuerdos que no la deja avanzar.
 
Mira al cielo y comprende que no puede seguir intentando que todo sea igual. Nadie la ha esperado para cambiar y ella no iba a esperar a nadie. Era el momento de enfrentarse a todo con entereza, dureza y frialdad. Cerrando frentes abiertos y errores cometidos que no la dejaban dormir. Con la cabeza sobre los hombros y desconfiando de todo y de todos. Incluso de ella misma y de su maldita debilidad.


Y levantándose de un salto, cogió la bicicleta y se perdió entre la masa amarilla otoñal que dibujaban las hojas en su camino. Sabía que esos eran los obstáculos más pequeños con los que se iba a encontrar. Pero no le importaba, porque ya había comprendido que lo importante de la vida no es cómo la disfrutes, sino cómo la valores. Y si tenía que sufrir a cambio de cuidar aquello que le importaba, lo aceptaría. Porque ella podía ser una idiota, y una inocente, y una boba... pero sabía exactamente cómo quería vivir. Y eso era algo que no estaba dispuesta a cambiar, pasara lo que pasase.

BSO El pianista- Nocturno Chopin