martes, 26 de enero de 2010

Carta desde Haití

¡Hola! Me llamo Ivania y quiero contaros mi historia. Soy una niña haitiana de 12 años. Hasta hace unos días yo vivía en una pequeña y humilde casa en el centro de Puerto Príncipe con mis padres y mis cuatro hermanos pequeños. Toda la familia trabajábamos en un pequeño puesto que teníamos en el mercado y, aunque no nos daba mucho dinero, conseguíamos lo suficiente para comer una vez al día. Algunas veces íbamos a la escuela. Mamá insistía en que teníamos que estudiar todo lo posible para poder tener una vida diferente en un futuro y yo me esforzaba mucho para aprender a leer y a escribir. Me encantaban los libros. Hacía poco que los conocía pero me apasionaba la idea de poder contar historias y que otros puedieran conocerlas. Cuando iba al colegio era lo mejor de la semana, pero estaba muy lejos de mi casa y pocos días teníamos la oportunidad de acercarnos hasta allí.
Sin embargo, papá no se cansaba nunca de repetir que éramos unos privilegiados y, en realidad, no le faltaba razón. La mayoría de mis amigos no tenían hogar, ni familia, ni mucho menos escuela y comida. Muchos desaparecían y ya no les volvíamos a ver nunca más
. Otros ni siquiera tenían tiempo para acercarse a conocer a los demás niños porque trabajaban durante todo el día o mendigaban por las calles buscando algo que llevarse a la boca. Realmente yo me sentía afortunada por tener lo que tenía y porque, gracias a mis padres, yo tenía la oportunidad de ir a la escuela.

Pero hace unos días, todo cambió. Un terremoto asoló mi ciudad. Todo se ha venido abajo.

Los edificios, los hospitales, nuestro puesto del mercado, mi escuela, mi casa... Y bajo ello han quedado mis libros, mis amigos, mis hermanos y mis padres. No consigo apartar de mi cabeza el momento en el que el suelo empezó a temblar y las paredes y el techo de nuestra frágil casa se cayó a trozos sobre nosotros. Todo lo que pasó después, aún no lo
recuerdo. Sólo sé que cuando desperté, estaba atrapada entre un montón de escombros y lo único que podía hacer
era llamar desesperadamente a mis padres. Muchas eran las voces que se escuchaban. Pero ellos no contestaron. A mí consiguieron sacarme. Pero toda mi familia se quedó allí entre los escombros de mi hogar, donde supongo que todavía seguirán.

Ahora estoy en un centro para niños refugiados. Después de alimentarme y curarme las heridas, he pedido una hoja de papel y un lapicero. Quiero reflejar todo lo que he visto y todo lo que veo. ¿Para qué tanta insistencia de mi madre en que yo fuera a la escuela? Ahora nunca podré tener el futuro que nosotras imaginábamos y que ella tanto ansiaba. Pero ¿qué más da? Tal vez sólo aprendí a escribir para este momento, y estuviera destinada a expresaros a vosotros, niños con suerte, el horror y el desconsuelo que invade ahora este lugar. Miro a mi alrededor y veo caras conocidas, otras no tanto. Pero la misma expresión, el mismo miedo en todos los rostros. Somos muchos niños, pero yo sólo puedo contar a todos los que no están aquí y que también se han quedado atrás, atrapados, hambrientos o muertos entre los restos de la ciudad. Igual que mi familia.


A todos vosotros os digo que ahora hay gran cantidad de ayuda aquí. Mucha movilización. Numerosos hombres y mujeres van y vienen con cajas de alimentos, medicinas, rescatando gente... Nunca ha habido tanta colaboración con Haití, a pesar de que antes también se habría necesitado y es de valorar el esfuerzo que están haciendo todos, la mayoría desinteresadamente.
Lo único que me da miedo es ¿qué será de nosotros cuando esto acabe? Cuando vuelvan a construir las escuelas y las casas ¿dejará de llegar la gente y la comida? ¿volveremos a nuestra situación anterior? ¿qué hay de los que ya no tenemos padres? ¿qué será de nosotros cuando todo acabe para vosotros?




Este carta no es una historia real. Está basado en lo que yo puedo imaginar de Haití en estos momentos. Tal vez no consiga expresar ni una milésima parte de lo que sucedió y sucede allí. Es posible que esta carta no la pueda escribir ahora ninguna niña haitiana porque está demasiado preocupada por sobrevivir, o porque nadie le ha dado un papel para escribir. O tal vez ni siquiera sabe cómo hacerlo. Al fin y al cabo, mi intención no es describir hechos, pues para eso ya están los miles de medios de comunicación que hablan diariamente del desastre, sino describir sentimientos. Espero que mis torpes palabras sirvan para conmover algún corazón y que la ayuda siga llegando después de unos meses, cuando en Occidente haya desaparecido el "boom" del terremoto, todos nos olvidemos de ellos, y Haití siga necesitando la misma ayuda o más incluso. Que respondamos a la llamada de socorro de Ivania y de las demás niñas que a lo mejor, y como muchas otras huérfanas antes del terremoto, acabarán destinadas a la prostitución o a los trabajos forzados. Respondamos a su situación de miedo, de incertidumbre... Porque si ya antes del terremoto había miseria y nadie les ayudaba, todos los ignorábamos... ¿qué nos hace pensar que no vayamos a hacer lo mismo cuando los medios de comunicación dejen de hablar de Haití porque ya no es noticia?
¿qué será de Ivania? El final de esta historia, de su historia, está en nuestras manos.

Tamara Toribio

sábado, 23 de enero de 2010

Estrategias para la inclusión de todo el alumnado en los centros

Desde que se impuso la educación obligatoria en nuestro país, los centros escolares han avanzado notablemente respecto a la formación selecta de unos pocos privilegiados que había antes. Pero esto también ha llevado a grandes problemas de "overbooking" en algunos colegios e institutos. Además, la llegada masiva de inmigrantes a los mismos ha supuesto un gran problema, pues, en algunos casos, son más los alumnos solicitando educación que los recursos que existen.

Esto ha significado, entre otras cosas, que las clases tengan una cantidad de estudiantes superior al que se debería para poder enseñar y aprender tranquilamente, por lo que empeora la educación y crea un ambiente de tensión entre alumnos y profesores. Para mejorar esto deberían suministrar más plazas a los profesores y crear más aulas, reduciendo el número de estudiantes por clase.

Además, sobretodo en los pueblos, hay un claro caso de abandono en Bachillerato para cursarlo en otra ciudad, ya que no se ofertan todas las asignaturas y especialidades posibles. En el particular caso de nuestro instituto, no existe la posibilidad de cursar un Bachillerato de Artes o de estudiar algunas asignaturas (por ejemplo, Música) lo que hace que muchos se marchen a otras instituciones académicas, normalmente los de la capital, y esto también supone un gran problema, dado que, aparte de los alumnos habituales, éstos centros tienen que asumir los que llegan de los pueblos vecinos.
Y no solamente se van porque no tengan posibilidad de cursar lo que quieren, sino porque muchos padres (y también algunos jóvenes) consideran que la educación de Bachillerato en una gran ciudad será mejor y tendrá más calidad que en un pueblo e incitan a sus hijos a estudiar en otro sitio. Este pensamiento, en mi opinión, es poco verídico y fiable, pues la calidad de los profesores no varía, aunque sí tal vez el ambiente y la seriedad de los propios estudiantes.

Pienso que los que vivimos en localidades pequeñas deberíamos, al menos, tener la posibilidad de adquirir la especialización que nosotros queramos en nuestro lugar de origen, ya que la educación es un derecho de todos. Otra cosa es que, finalmente no exista
"quorum" suficiente para crear una clase y entonces sí tengan que desplazarse dichos alumnos, pero la opción siempre debería darse, por obligación.
También encontramos en los colegios e institutos numerosos problemas de integración de algunos chavales, como por ejemplo, los discapacitados. En algunos centros todavía no han adaptado las infraestructuras para ellos y supone un gran impedimento para que estos chicos puedan estudiar. Todos se deberían equipar con rampas, ascensores... etc. Y en el caso de los discapacitados psíquicos, facilitarles clases de apoyo y atenciones especiales.
Otro caso claro (y el que más vivimos en mi centro) es el de los inmigrantes, que llegan a España, la mayoría de ellos sin conocer el idioma, el país, las asignaturas, la cultura y, sobreetodo, sin tener amigos ni nadie que les ayude. En otros casos, sobretodo en los musulmanes, el respeto por su cultura, muy diferente a la nuestra, supone también un problema, como el uso del velo o el hijab en los colegios o el respeto del mes del Ramadán y la prohibición de algunas religiones a tomar ciertos alimentos que se dan en los centros donde se facilita un comedor escolar. Pienso que su integración pasa por la concienciación al resto de alumnos de lo importante que es el respeto a otras culturas, y facilitarles, por ejemplo, (siempre que haya un número de alumnos suficientes) la asignatura de religión musulmana, o un menú determinado para ellos a la hora de las comidas, o clases para el conocimiento de la lengua y de la cultura española.
Es tarea de todos que cada vez estos compañeros extranjeros estén más integrados, pues es beneficio común que los hijos de inmigrantes consigan una educación notable y trabajen eficazmente, porque ayuda a aumentar el nivel económico y social del país y el enriquecimiento cultural del mismo.

Tamara Toribio

Luz en la oscuridad




En aquel momento de mi vida pensaba que nada tenía sentido. Me sentía perdida en la más absoluta oscuridad.
Increíblemente, en apenas unos segundos, sentí como todo mi mundo se venía abajo... todo aquello por lo que antes me habría disgustado tanto, en esos instantes carecía de importancia. Y valoraba todo lo que tenía, ahora que lo había perdido... pobre ilusa.
Es irónico, pero en los momentos límite es cuando ves realmente cómo eres tú.
Nada de lo que antes me había sentido tan orgullosa de tener, sirve ahora para nada... ni el dinero, ni el trabajo, ni la belleza, ni el mejor fondo de armario...
Solo me tenía a mi misma. Y aquella foto de despedida.

Después de la desesperación llega la calma, te hundes en tu propia miseria, te regocijas en tu dolor, ese masoquismo exagerado de intentar ser el más desgraciado del planeta y cometes el error de pensar que eres la única persona que sufre en el mundo. Y eso te consuela. Porque te aparta de todo... y te sientes, por fin, sola

Pero siempre hay alguien... ese alguien que te abre los ojos, te da unos cachetes y te dice "¿De verdad piensas que esto es inteligente?" Te limpia las lágrimas, te levanta de la cama y te saca a pasear. Esa persona que tanto te conoce... que no pudo despedirse... y que, seguramente, será el último momento que pases a su lado.
"¿Ves aquel bosque de ahí"?
"Si"
"Ahora mira más allá, ese tímido rayo de sol... Apenas se vislumbra entre la densidad de los árboles. Sin embargo, conforme vaya avanzando la mañana, se alzará sobre ellos, mucho más poderoso, e iluminará el mundo. Tú debes hacer lo mismo. Ahora, la maleza de la tristeza oculta toda tu luz y tu felicidad. Pero poco a poco, debes ir ascendiendo sobre todo eso, poderosa, decidida, sensata, para ser ese fulgor de esperanza que todos necesitan. Tú eres más fuerte que el dolor.
Yo soy el culpable de vuestro sufrimiento. Y el responsable de elegir a la persona que hará que todos sigan adelante. Siempre has sido especial, hija mía, y eso no es fácil. Eres joven, pero lo harás bien. Tu inocencia y fortaleza hace que esté seguro de ello. Confío en tí, pequeña. No me falles"

Alzé la vista y miré aquellos dos preciosos ojos verdes como nunca antes los había mirado. Se veían tranquilos, relajados. Ya no quedaba nada de aquel brillo de dolor y de sufrimiento que tenían la última vez que los ví, en la cama de un hospital. Quería quedarme con aquella imagen para siempre. De la persona fuerte, sana y feliz que yo recordaba, a mi lado, aferrando mi mano con fuerza. Era tan real, y a la vez tan mágico, que me dio miedo. Miedo a que, de un momento a otro, todo desapareciera y yo regresara a la realidad, esa realidad tan dura y tan cruel... en la que no estaba Él.

"No temas. Nada será diferente. Yo siempre estaré a tu lado. Aunque crezcas y no me recuerdes, aunque te enojes y te caigas, no te abandonaré jamás. Recuerda mis palabras siempre: sigue adelante, hija, y sé feliz."
Sentí como su mano se aflojaba y el viento empezaba a separarnos. Y el sol ascendía. Tal y cómo él había dicho. La luz lo envolvió... y se lo llevó para siempre.

Y yo regresé. Pero regresé feliz. Ya no estaba sola ni perdida. Sabía exactamente lo que tenía que hacer. Y lo iba a conseguir. Costase lo que costase.

jueves, 21 de enero de 2010

El Club de La Lucha




Dirigida por David Fincher y protagonizada por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter, El Club de La Lucha es una de las películas más controvertidas que se han echo en la historia del cine. Su violencia, su dura crítica social y el parecido a una versión moderna de la novela de Stevenson "El extraño caso del doctor Kekyll y Mr. Hyde", le ha echo ganarse tantos detractores como defensores.


Cuenta la vida de un “hombre común” llamado Jack, que se encuentra encerrado en su vida rutinaria trabajando en una empresa automovilística y con graves problemas de insomnio. Pronto comienza a ir a terapias de grupo, donde conoce a gente que está incluso peor que él (víctimas del cáncer testicular), lo que le hace sentirse un poco mejor.
En uno de sus viajes de negocios conoce al extraño Tyler Durden, que le habla sobre el consumismo y la sociedad contaminada por la publicidad, y por una serie de circunstancias, Jack acaba perdiendo todo lo que tiene y se marcha a vivir con Tyler. El Club de la Lucha comienza en el momento en el que ambos se dan cuenta que lo único que les hace sentir libres es sufrir el dolor físico. Empiezan a reclutar gente y organizan peleas, en las que todo vale y solo se detiene cuando uno de los miembros lo pide. El Club de la Lucha se extiende por todo el país y toma unas dimensiones internacionales. Después de algún tiempo, Jack se encuentra cada vez más apartado del mismo y termina hastiado de dicha organización, hasta el punto de querer detenerla. Pero Tyler desaparece y tras la muerte de un miembro del club, Jack va en su búsqueda. Su sorpresa es enorme cuando uno de los miembros del club le llama “Tyler”. Posteriormente, éste aparece en su habitación y le explica que ambos son una misma persona y que él controla su cuerpo cuando duerme, que Tyler es todo lo que él querría ser, y que él mismo le ha creado.
Él, "un hombre común" es el verdadero fundador del Club de la Lucha. Tyler le apunta con una pistola y Jack se da cuenta que es él mismo el que la está sosteniendo en su mano. Acepta su personalidad y se dispara, haciendo saber a su otro yo (Tyler Durden) que ya no lo necesita, lo que le hace desaparecer.


Esta película nos hace reflexionar sobre la vida, la psicología, el dolor físico y mental y la doble personalidad que puede desarrollar una persona que ansía salir de su vida rutinaria, hasta el punto de crear un personaje tan real para él como inexistente para los demás y que concentra todas las virtudes que él no tiene y que ansía con todas sus fuerzas: libertad, valentía, confianza en sí mismo y poder de liderazgo y de conquista. Vemos como El Club de La Lucha, encuentra numerosos seguidores, que como él, hallan el desfogue y el sosiego y la posibilidad de escapar de sus tristes vidas en la violencia y en la "solidaridad" de golpear a otro para que éste también pueda encontrar la felicidad.


Su visión pesimista de la vida es una gran denuncia a todo lo superfluo que nos rodea, incluyendo la propia existencia. No puedo asegurar que guste a todo aquel que la vea. Lo que si está claro es que esta película no dejará indiferente a nadie que se siente a contemplar esta escalofriante historia de un "hombre común", que podrías ser tú, yo o cualquiera de nosotros.

"La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco nos hemos dado cuenta y estamos, muy, muy cabreados."
El Club De La Lucha (David Fincher)

Tamara Toribio

miércoles, 20 de enero de 2010

Las oportunidades de los jóvenes en Europa


Desde su creación, hace ya más de 16 años, la UE, a través de diferentes iniciativas, ha conseguido numerosos logros para el continente Europeo y sobretodo para los países que forman parte de ella. Uno de los más importantes es que ha conseguido abrir el mundo a l
os jóvenes. Antes era impensable que un estudiante común, sin posibilidades económicas ni un talento sobrenatural, pudiera traspasar la frontera y los límites de su país para alcanzar nuevas metas, nuevos horizontes, conocer otras formas de vida, otras culturas… Todo esto se ha hecho realidad, por ejemplo, con el programa ERASMUS, que tras 22 años en funcionamiento, ha conseguido que los jóvenes tengan la oportunidad de extrapolar sus conocimientos y adquirir experiencias que posteriormente son enormemente útiles para la vida profesional. Numerosas son las becas que cada año se reparten por las ciudades, los pueblos, los institutos, universidades, de intercambios con otros países, becas de estudio de lenguas extranjeras para las vacaciones en otros lugares… etc.
Es cierto que, desde la misma Unión Europea se está intentando que la juventud sea una etapa no de inestabilidad, indecisión o inmadurez (lo que podríamos llamar vulgarmente “edad del pavo”) sino un periodo en el que se recojan experiencias vitales, se cometan errores y se adquiera madurez antes de saltar al mundo como ciudadanos “modernos y europeos” . Es de valorar el esfuerzo que se hace año tras año para impulsar a los jóvenes hacia el futuro, sobretodo en una sociedad en la que cada vez la juventud está más degradada, empobrecida en valores, contaminada, consumista, independiente, egoísta y, en algunos casos, olvidada por sus propias familias y profesores. Ahora, estamos hablando de la Unión Europea en general.
Cuando hablamos de España en particular (u otros países “segundones" de la UE) como país perteneciente a la Unión Europea y que, por tanto, sus jóvenes deberían tener las mismas condiciones que el resto, la cosa cambia.
Aunque aquí también llegan becas, programas ERASMUS y todas estas cosas, el problema es mucho más profundo y de raíz. Debido al enrarecido ambiente político en el que vivimos diariamente, carecemos de un acuerdo en cuanto al modelo educativo (ahora en España hay un gran debate sobre este tema), que hace perder puntos a algunos jóvenes en cuanto al resto de Europa. Y es que nosotros somos los que más sufrimos la inconsistencia y el vaivén de los constantes cambios que sufre nuestro país en este aspecto prácticamente cada año. Y es que, aunque muchos no quieran reconocerlo, sigue habiendo diferencias de gran magnitud entre los mismos países de la UE, y por tanto, también entre los jóvenes de éstos, ya que son el reflejo de la situación de cada estado. No hay más que mirar a un joven para ver en qué situación se encuentra el país al que pertenece. R.Unido, República Checa, Bélgica, Francia… son países más prósperos en materia educativa que, por ejemplo, España. ¿Significa esto que los jóvenes ingleses serán más inteligentes o aptos para la investigación, el avance, la tecnología en futuro, que los jóvenes españoles? ¿Qué tendrán más oportunidades a la hora de encontrar trabajo en el extranjero? ¿Qué serán ellos los futuros premios Nobel y nosotros quedaremos relegados a un segundo plano, a pesar de tener las mismas o mejores aptitudes que ellos? Desgraciadamente, es así.
En España los jóvenes no somos futuro, avance, progreso… sino un mero problema social, a los que hay que marear con leyes educativas distintas cada pocos años, con cambios en todos los ámbitos de nuestra vida, con prohibiciones absurdas que no erradican el problema de raíz, sino que lo bordean para ver si “cuela” entre los padres y se consigue algún voto más (véase el caso del consumo de alcohol o el aborto en menores)
Pretenden conducirnos aborregados hacia un mercado laboral que cada vez se pone más complicado para nosotros: el mercado laboral europeo. Porque nos sacan ventaja. Considerable además. En este momento la mayoría no podemos competir con el resto de los compañeros europeos. ¿O sí?
Ya que la UE apoya tanto a los jóvenes (exteriormente) con becas y viajes de estudios, podría también indagar dentro de cada país y buscar una solución para los jóvenes de los “países segundones” de la Unión Europea, y plantear de una vez por todas una ley educativa y social válida y aplicable a todos los europeos. Porque si el mercado y los puestos de trabajo se extrapolan a Europa, también debe hacerlo la educación, para que exista una competencia realmente sana y que lleguen a la cima no los que hayan nacido en un país u otro de Europa, sino los más válidos, aptos y capaces de encontrar soluciones y de avanzar.
Los jóvenes debemos ser el motor de la nueva Europa. Al fin y al cabo, está siendo creada para nosotros. ¿Por qué no vamos a poder participar en su creación?
Tamara Toribio

sábado, 16 de enero de 2010

Beneficios y perjuicios de las redes sociales

El desarrollo de las TIC en los últimos años nos ha permitido a los seres humanos facilitar nuestra vida diaria, nuestro trabajo, comodidad, ocio… etc. Pero lo que más ha favorecido este avance sin duda, es la comunicación entre las personas. Y esto es precisamente lo que nos permiten las redes sociales: relacionarse. Mantener el contacto con los ya conocidos y entablar nuevas amistades con intereses comunes, interactuar y compartir contenidos, son algunas de las ventajas que tienen las nuevas redes sociales, dentro de las llamadas Webs 2.0

La información vuela de un sitio para otro en estas páginas. Y por lo tanto, si tenemos un perfil personal en una red social (llámese Tuenti, Facebook, Fotolog, Youtube...) cualquier persona de todos los puntos del planeta pueden tener acceso a esa información y hacer un libre uso de la misma, lo que supone uno de los grandes inconvenientes de las redes sociales: la invasión de la privacidad. Muchos usuarios (sobretodo la gente más joven) no toma precauciones suficientes a la hora de difundir información personal y estos descuidos pueden llevar a problemas como la pedofilia, la pornografía infantil, amenazas, robos…
Además, muchas empresas han reconocido que utilizan las redes sociales para vigilar la vida personal de sus trabajadores, lo que provoca numerosos despidos.
Crea también un desequilibrio social entre los que tienen acceso a la tecnología, a la información y a las mismas redes sociales, y los que no pueden permitirse tal acceso, y puede llevar a casos de discriminación y acentuar más las diferencias que existen en el mundo.

Pero el principal problema que, bajo mi punto de vista, tienen las redes sociales es sin duda, la adicción. Y es que, paradójicamente, la gran ventaja de estas redes es que favorecen la comunicación y el gran problema es el deterioro de las relaciones personales en nuestro entorno, principalmente la familia. Porque tendemos a comunicarnos cada vez más por el ordenador y perdemos viejas y sanas costumbres como quedar con los amigos, hacer deporte, leer…
Aunque los grandes perjudicados en este aspecto son sin duda, los padres. En las familias actuales reina, por lo general, la incomunicación entre sus miembros. Cada vez los jóvenes se hacen más independientes dentro de su propia casa. Viven por y para el ordenador y dependen exclusivamente de él para relacionarse con los demás. Y los padres, resignados, permiten que sus hijos se encierren en su habitación y pasen horas y horas en Internet, sin controlar qué hacen, en qué tipo de páginas están metidos y sobretodo, qué hacen público de sus vidas privadas. Numerosos son los casos que conocemos de niñas secuestradas por violadores que se dedican a controlarlas a través de su red social, o la utilización de las fotos que cuelgan para fines publicitarios o pedófilos. Por este motivo, los padres son la base de la pirámide para luchar contra estos problemas. Deben controlar diariamente a sus hijos, ponerles límites, obligarles a hacer otras cosas, facilitarles actividades con las que entretenerse como la lectura o las actividades extraescolares. Bien es cierto que los mismos padres carecen de la información necesaria sobre estos peligros y sobre las tecnologías en general. Estamos viviendo una generación en la que los hijos estamos mucho más adelantados en cuestiones informáticas que los padres o los profesores. Y esto es una responsabilidad que acarrea directamente al Estado, que tiene la obligación de promover cursos educacionales y didácticos gratuitos para los adultos, y mostrarles cómo pueden controlar el mundo informatizado y virtual en el que viven sus hijos.
Además, la adición a las redes sociales conlleva que se empeore el lenguaje, tanto oral, pues cada vez se utiliza menos y el escrito, descuidando la redacción y la manera de escribir, con el llamado fenómeno SMS y el olvido casi total de la lectura.

Los propietarios de las redes sociales tienen la responsabilidad de colaborar para que éstas mejoren y los peligros a los que se ven expuestos sus usuarios, se anulen. Propongo que se instale un filtro de edad REALMENTE EFICAZ en todas las redes sociales, por obligación, y que los menores de edad que se les permita usar estas redes, sean controlados y se vean obligados a informar a los padres de la existencia de dicho perfil, proteger la privacidad y los datos personales, sin posibilidad de venderlos para fines comerciales y que cada usuario controle quién ve su perfil.

En definitiva, pienso que las redes sociales son positivas para nuestra vida diaria pero como siempre, todos los extremos tienen vicio y se deben usar con moderación, sin descuidar otras formas de pasar el tiempo más educativas y sanas. Además, se debe mejorar continuamente dichas redes para evitar peligros y consecuencias graves para todos los que hacemos uso de las mismas.
Tamara Toribio

miércoles, 13 de enero de 2010

La solidaridad entre los jóvenes



Escribo este artículo para defender que el mundo de los jóvenes, al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, no está totalmente dominado por el alcohol, el tabaco, las drogas, la violencia...

Entre nosotros también existen valores, como la solidaridad, que se manifiesta de distintas maneras en cada uno de nosotros, pero todas tienen algo en común: intentan demostrar que, a pesar de ser joven y no tener muchos recursos y posibilidades económicas, todos podemos ayudar, haciendo lo que mejor sabemos y lo que más nos gusta o simplemente, para hacer felices a los demás. Y esto lo digo con conocimiento de causa y experiencia personal, ya que participo en grupos culturales de jóvenes (de teatro, venta de productos, danza, música) cuyas actuaciones son siempre con fines solidarios y nunca utilizamos el dinero que recaudamos para nosotros mismos, a pesar de que carecemos de subvenciones. Colaboramos en todo lo que nos piden, estamos horas y horas ensayando, sin recibir más que la satisfacción de que haremos a la gente disfrutar y ayudaremos a los que más lo necesitan. Pero la solidaridad también se ve en otros aspectos de la vida de los jóvenes, en aquel que ofrece su amistad a un inmigrante que acaba de llegar a España, en los que se acercan a los marginados y a los que no tienen amigos o en quién intenta ayudar a un compañero que pasa dificultades, que sufre la pérdida de algún familiar, o tiene algún problema físico o psicológico

Bien es cierto que todo esto también tiene su otra cara y es la pérdida total estos valores en una gran parte de la juventud actual, sin más pensamiento que el de su propio beneficio y diversión, el odio, el rencor y una forma de actuar dirigida siempre según los intereses de cada uno. Esto se debe, en mi opinión, al ambiente educacional que vivimos los jóvenes en nuestros días. ¿Qué va a pensar un chaval que ve como en su propia casa, su padre habla continuamente de que deberían echar a los inmigrantes del país, puesto que les quitan todos los puestos de trabajo? ¿y aquel al que televisión y la publicidad le incitan al consumismo, a poseer cada vez más, y que le dicen que el camino para lograr la felicidad es tener unas deportivas Nike, beber Pepsi, un ordenador Toshiba de última generación y un móvil multimedia con tecnología 3G? ¿como no vamos a ser insolidarios si nadie nos ha enseñado ni mostrado que la verdadera felicidad se encuentra en que una acción tuya sea capaz de provocar la sonrisa de una persona que lo pasa mal y que no ha tenido la suerte que tenemos nosotros?

La solución está clara: concienciación. Promover las actuaciones solidarias entre los jóvenes es tarea de todos. Se debe inculcar valores, desde las familias, pasando por los profesores y terminando entre nosotros, el grupo de amigos.

Debemos darnos cuenta de que nosotros tenemos en nuestra mano cambiar el mundo. Variar, por una vez, la tendencia negativa. Demostrarles que mienten cuando dicen que la sociedad se va al carajo con las nuevas generaciones.

Si cada uno aporta su granito de arena... y pone a disposición de los demás lo mejor que tiene, lo mejor que sabe hacer, podemos eliminar la pobreza, la injusticia, el racismo, la discriminación… Solo dos palabras: tolerancia y compromiso.

Tamara Toribio

sábado, 9 de enero de 2010

Creacionismo y Evolucionismo ¿realmente enfrentados?

Definiciones RAE:

evolucionismo.
1. m. Doctrina filosófica basada en la idea de la evolución.
2. m. Teoría que explica la transformación de las especies por los cambios producidos en sucesivas generaciones.

creacionismo.
2. m. Biol. Doctrina que, en contraposición a la teoría de la evolución, defiende que cada una de las especies es el resultado de un acto particular de creación.
3. m. Fil. y Rel. Teoría según la cual Dios creó el mundo de la nada e interviene directamente en la creación del alma humana en el momento de la concepción.

Ante estos dos términos no queda otra opción que plantearse una pregunta ¿Están realmente enfrentados o somos nosotros los que intentamos por todos los medios que uno anule y contradiga al otro y no reflexionamos sobre la posibilidad de que sean complementarios?
Si nos paramos a pensar, ambos pueden ser válidos en un mismo pensamiento. Si el hombre proviene de la evolución del homo sapiens; ¿no puede ser que la mano de Dios intervenga directamente haciendo que se produzca esa continua evolución hasta llegar a lo que el ser humano es hoy en día y la evolución ser la forma de Dios de elaborar la Creación? Al fin y al cabo, el relato de la Creación no es una historia que verdaderamente ocurrió tal y como está contado en la Biblia, sino un mito que sirve para explicar el quién y el por qué. Y para explicar el cómo, ya están las teorías de evolución y la ciencia. Y eso es algo que la propia Iglesia reconoce hoy en día. Para que la materia evolucione, debe existir una materia inicial, creada por Dios, al igual que la capacidad para evolucionar.
El Papa Juan Pablo II en una de sus Catequesis semanales tocó el tema indicando que "de acuerdo a la hipótesis mencionada (la evolución), es posible que el cuerpo humano, siguiendo la orden imprimida por el Creador sobre las energías de la vida, pudiera haber sido preparado gradualmente en formas de seres vivientes antecedentes. Pero el alma humana, de la cual depende definitivamente la humanidad del hombre, no puede provenir de la materia, debido a su naturaleza espiritual”.
Es posible que estemos ante dos conceptos (creacionismo y evolucionismo) que en lugar de ser opuestos y contrarios, uno explique al otro y no sea posible entender uno sin entender el otro.
Pero seguimos empeñados en enfrentarlos, al igual que se enfrenta ciencia y religión y otros términos relacionados, sin darnos cuenta de que pueden complementarse a la perfección. Solamente es necesario quitarse de encima los complejos, los miedos y dar una visión diferente a la que nos da la sociedad, los presidentes, los obispos, los periódicos o incluso la RAE.
Tal vez este sea el momento de buscar, por fin, el punto de inflexión.
Tamara Toribio