Ahora, vamos a soñar. Ábrete paso a través de mi cuerpo, de mi corazón. No dejes que piense. Solo actúa. No hay razón, ni lógica. Sólo amor. No puedo buscar excusas, ni motivos para quererte. Es así, y ya está.
Nunca me he creído nada. Tal vez, porque soy una gran mentirosa. Y bien dicen que cree el ladrón que todos son de su condición. Y hoy, mis sospechas se confirman. Todo fue un engaño, una absurda mentira para ver cuál de los dos era capaz de hacer más daño al otro. Y ésto, solamente para no reconocer las evidencias. Para no aceptar que ambos nacimos para este momento. Que fue algo que surgió en la primera mirada en la primera palabra, en el primer abrazo... Y es ahora cuando, por fin, siento el corazón a mil por hora, la respiración entrecortada y la esperanza en la garganta. Todo el dolor, todas las lágrimas... todo inútil, todo absurdo. Sufrimiento y tiempo malgastado, porque fue tiempo que no estuve a tu lado. Pero, amor... ahí está la magia.
Siento tu tacto, tu olor. Como tantas veces, jugando en la arena. Ahora, la noche nos abraza, desnudos sobre la playa. Me susurras al oído las letras de aquella canción perdida que tanto nos hizo llorar. Y yo recuerdo todos los momentos que pasé buscando este sentimiento... en el lugar equivocado. Mi pequeño cuerpo se abraza a tí, ansiando protección del fresco viento de la aurora, que roza nuestros cuerpos y eriza nuestros cabellos.
Pero ya no hay miedo. Ni dolor, ni angustia. Ni nada. Se acabaron los problemas. Ahora toca vivir. Vivir, para siempre, volando a tu lado.
miércoles, 13 de abril de 2011
martes, 12 de abril de 2011
Crónica de un sueño
Hace poco más de un año, surgió entre un grupo de jóvenes de Bachillerato, una disparatada idea que el pasado 2 de abril pudo verse realizada. ¿Sus ingredientes? Ilusión, trabajo esfuerzo, dedicación, disgustos, imaginación, alegría, sueños y, sobre todo, mucha magia.
Todo comenzó hace unos meses, cuando se rescató la idea original y se planteo el hacer algo diferente y original para financiar el viaje de fin de curso. Un musical nos pareció algo ideal y apropiado, puesto que tenemos la suerte de contar con grandes artistas en el centro. Resultó una tarea ardua y algo complicada, debido a los transportes, las coreografías y dado que éramos más de veinticinco chicos y chicas, la mayoría de los cuales no sabíamos lo que era subirse a un escenario para bailar.
El Teatro-Cine EDU fue el lugar elegido para el estreno de esta perfecta armonía de danza, música y cine. La magia de los cuentos clásicos de siempre se reunió, en un festival lleno de historias de amor, superación y coraje. Con algo de miedo a la posible no aceptación del espectáculo, y, a pesar del trabajo, con pocas esperanzas puestas en él, a las siete y media de la tarde, una hora antes del inicio del musical, colgamos con asombro el cartel de “Localidades agotadas”. Emocionados, nerviosos y agradecidos. Nadie podía imaginar un éxito tan rotundo. Nadie pensó tan siquiera en llenar el teatro. El positivismo hizo una gran labor, y el esfuerzo tuvo al fin su recompensa: Un lleno absoluto en el local y el aplauso y calor del público que nos llenó por dentro a todos, que, henchidos de orgullo, repetimos en Villarrubia el día 8 de abril y el 16 en Ciudad Real. Y como broche final al curso, volveremos a vernos en Malagón el 18 de junio.
Momentos antes, los nervios a flor de piel, 27 taquicardias sincronizadas nos recorrían de arriba abajo, y el miedo al fracaso nos envolvía a todos y cada uno de nosotros. Las luces, las imágenes, las coreografías, el sonido. Todo debía salir a pedir de boca. Y así ocurrió, ya que, con más o menos experiencia contábamos con todo un equipo de auténticos profesionales entre bambalinas. Pequeñas grandes tareas que hicieron posible nuestro espectáculo: Una gran estructura se sustenta en una gran base.
En definitiva, logramos llenar hora y media de imaginación, en la que todos, tanto grandes como pequeños, volvieron a creer en lo que alguna vez todos hemos puesto nuestra esperanza: en cuatro letras, cuatro historias y cuatro canciones que se unificaron en aquello con lo que crecemos y que todos vivimos como nuestro: los grandes cuentos.
Decenas de personajes inundaban por momentos el escenario. Se nos llenaron los pies de arena en el desierto de Arabia, corrimos por las calles lluviosas de París; de allí, viajamos al Olimpo, luego a los bosques de las Américas y más tarde a Londres, donde con un poco de fe y polvo de hadas, emprendimos el vuelo hacia la Isla de Nunca Jamás. Junto a Peter Pan, John Smith, Jasmín, Campanilla, Pocahontas, Esmeralda, Megara, Wendy, Bella, Bestia, Aurora, Aladín, Cenicienta, Blancanieves, Simba y todo un cortejo de acompañantes inmejorable, volvimos a pellizcar un pequeño trocito de nuestra más tierna infancia, a rememorar las historias que más hondo calaron en nuestro corazón.
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