No se le buscan motivos a los sentimientos... Siempre se ha dicho que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Pero hoy, en 5 minutos, ambos han coincidido.
5 minutos...
5 minutos que cambiaron la historia
No se trata de fútbol... ni de deporte... ni siquiera se trata de un equipo...
Es otra cosa... un estilo de vida, tal vez.
En 5 minutos despierta Neptuno. Y se inunda el Manzanares. Porque, en esos 5 minutos, se derraman todas las lágrimas... pero esta vez, por fin, después de tanto tiempo, son de felicidad... No se llora por el triunfo. Se llora por todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí. Por el año en el descenso, por los años en tierra de nadie, por las humillaciones. Se llora por todos aquellos que los hemos apoyado desde que nacimos y por lo que hemos sufrido. Se llora por las miles de personas que los apoyaron en vida y que ahora también lloran desde arriba. Se llora por los niños que, por fin hoy, han entendido el por qué somos del Atleti. Se llora por los miles de corazones que botaron al unísono. Por las millones de gargantas que gritaron a la vez y por aquellas que ni siquiera pudieron articular sonido de la emoción.
En 5 minutos, un uruguayo rubio hizo subir los decibelios y temblar el mundo. Y empiezan a salir, desde cada rincón del planeta, millones de atléticos que llevaban mucho tiempo escondidos. Otros, que nunca nos hemos ocultado, sonreímos al ver que no estábamos tan solos como parecía.
En 5 minutos, doce mil bufandas rozan el cielo de Hamburgo.
Esas doce mil almas con los colores rojo y blanco tatuados a la espalda, que desafiaron al volcán, y a lo que hiciera falta, para poder volar al cielo europeo de nuevo. Y todos los que nos quedamos en casa, creamos en nuestro corazón un pequeño Hamburgo, para poder sentir de cerca el coraje, la garra, el arte... en definitiva, el Atleti. Un corazón rojiblanco que bombea acelerado por la ilusión, por el sentimiento, por la emoción...
Esta noche, Hamburgo es rojiblanca. Madrid es rojiblanca. España es rojiblanca.
Y yo no puedo evitar que se me escape alguna lágrima. Y que recuerde la primera vez que escuché la palabra Atleti. Y a la persona que me lo dijo. Y que ya no está aquí para poder gritar conmigo. Pero yo lloro de alegría, porque sé que hoy, gracias a él y a otros muchos más, el cielo, también es rojiblanco.
Y sí, esa de ahí, soy yo xD
Me encanta Tamara.
ResponderEliminarY una madridista como yo anoche tambien tuvo un trocito de corazón rojiblanco y se emocionó porque fué inevitable recordar a otra persona que anoche tampoco pudo gritar como tú y yo lo hicimos por ellos...