miércoles, 10 de noviembre de 2010

Libertad

Hay un tipo de seguridad que solo se tiene una vez en la vida. Esa seguridad se llama presentimiento. Pero no uno cualquiera, no. Un presentimiento de verdad, ese que te impulsa a pensar y a actuar de manera irracional, pero terriblemente satisfactoria. Las cosas pasan y yo sé por qué.

Bajo el cielo, en el mundo de los mortales, nada es casualidad. Algo te hace sentir, hay algo que te mueve el alma, no somos solamente un conjunto de huesos y músculos y un cerebro que piensa por nosotros.  Porque muchas veces no es la razón, sino el instinto, lo que te hace ser más fuerte, confiar en tí mismo... o, por el contrario, si fracasas, te hace derrumbarte y volver a renacer de tus cenizas. Si te equivocas no importa, porque son TUS equivocaciones. Y he decidido que no estoy dispuesta a que los demás dirijan mi vida con los consejitos de "te lo digo por experiencia" Y sí, es cierto. Ahora, odio los consejos, y la experiencia. Nunca más daré consejos porque detesto que me los den a mí. Nada ni nadie tiene derecho a darme consejos ¿para qué?... nadie conoce a alguien tan bien como se conoce a uno mismo... y nadie es capaz de saber lo que es bueno y lo que es malo para el que tiene al lado, mejor que lo que es bueno y lo malo para él. Siempre, claro está, que se tenga una madurez suficiente como para confiar en tus decisiones y en tus presentimientos. Nunca más hablaré de experiencia, porque si alguien ha tenido experiencia es porque ha actuado según su propio criterio y se lo han permitido, o porque la vida le ha guiado por caminos turbulentos y no les quedó otro remedio,  y si a mí no me dejan hacerlo y siguen intentando protegerme de la realidad, nunca podré tener experiencia y nunca podré conocer mis límites. Porque eso sí, yo no sé hasta dónde puedo llegar, no sé donde están mis extremos y limitaciones... pero lo poco que sé, es que lo sé mejor que los demás. Me conozco y sé como soy. Y nadie nunca podrá presumir de que me conoce tan bien como yo.


Así que deja de temer por mí. Quiero equivocarme. Deja de encadenarme en el corazón, abre la jaula y déjame volar. Me gustaría saber lo que se siente cuando se obedece a los impulsos. Me cansé de reprimir mis deseos, ahora actuaré... y sí, actuaré mal. Y sí, me equivocaré. Pero déjame equivocarme. Permíteme, por una vez, responder a la llamada de mis presentimientos. Quiero vivir el presente, dejar atrás el pasado y no pensar en mi futuro. Pase lo que pase, alguien escribió nuestro destino en las estrellas, y mi destino es estar allí. Y no creo que ni yo ni ningún ser humano, sea nadie para intentar cambiarlo.

3 comentarios:

  1. mmmm... "Nada hay más peligroso que un sueño reprimido. Por eso lo voy a cumplir" y "Hay un tipo de seguridad que solo se tiene una vez en la vida. Esa seguridad se llama presentimiento." Qué será lo siguiente que acontezca? Parece que se proclama el juramento del juego de la pelota. Empieza la revolución!!!!!

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  2. Te invito a que te equivoques como tú dices, todos lo hemos hecho y quién diga lo contrario miente.
    1besazo boba!!

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  3. Siempre debemos obedecer a nuestros impulsos.
    NO hacerlo sería vivir aburridamente :)

    Equivócate! (o no)

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