miércoles, 10 de febrero de 2010

Carta a un ángel

-Dile al cielo que aparte sus nubes, que no me dejan ver la luna. Y a todas las luces de la ciudad que se apaguen, para poder contemplar las estrellas
Dile al viento que conduzca mi alma hasta él. Y a él que quiero que vuelva a mi vida. Que me arrepiento de mis errores y que todo fue por mi culpa.
Dile a mis manos que sigan deslizándose sobre las teclas de este destartalado piano, pues no es mi música la que suena sino la suya. Y a la lluvia, que deje de caer sobre el papel marchitando mis palabras de auxilio ¿O acaso son mis lágrimas las que me recuerdan que soy débil aunque intente disfrazarme de absurda felicidad? En ese caso, pídele a mi corazón que deje de sentir de inmediato.


-¿Y qué más dará? Ahora nadie te ve. Estás arrojada al mundo. Sin meta, sin objetivos… ¿para qué seguir fingiendo que todo va bien?


-Nadie debe enterarse. Dile a esta oscura noche que guarde mi secreto.


-Lo haré, si es lo que quieres


-Y pídele también, a esa marea cambiante, a ese animal sin rumbo, a ese astro nocturno y caprichoso... pídele a la luna que salga de entre las nubes, para iluminar el cielo con nuestros sueños perdidos.


-La voluntad de los humanos es manejable. La de los astros, rebelde e imprevisible. No te prometo nada


-Inténtalo


-Lo haré. Por tí.

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