miércoles, 24 de febrero de 2010

Jill Price, la mujer que no podía olvidar

Es curioso y desconcertante este caso que se nos plantea. La memoria nos juega muy malas pasadas durante la vida, haciéndonos olvidar cosas que no queríamos olvidar, y recordarnos continuamente aquello que preferiríamos no recordar... Pero cuando se empeña en no borrar los datos que se almacenan a lo largo de tu vida, como en el caso de Jill Price, ésto puede llegar a ser una auténtica tortura.

¿Quién no querría tener una mente maravillosa que nos ayudase a recordarlo todo? Realmente, es uno de los sueños de cualquier persona... tener una memoria infinita... seríamos muchísimo más inteligentes. Pero, a decir verdad, pienso que cuando la memoria no es selectiva, es decir, recuerda todo, tanto lo que queremos como lo que no, se convierte en una gran batalla psicológica contra tí mismo. ¿Qué podríamos hacer si continuamente nos asaltaran recuerdos del pasado? ¿Estaríamos viviendo realmente el presente, o viviríamos obsesionados por lo que pasó? En el caso de que los recuerdos sean negativos, puede hacerte pasar muy mal rato cada vez que te vuelva a la mente y, si son positivos, también nos torturaría, pues siempre querríamos regresar a aquella época en la que éramos tan felices.

¿Qué puede llevar a la memoria a comportarse de una manera tan inusual? En el caso de Jill Price, parece ser que fue un trauma de la infancia, al mudarse de casa, pues comenzó a obsesionarse con todo lo que dejaba atrás. Su cerebro es tres veces mayor a un ser humano corriente. Sin embargo, en otros ámbitos, como los estudios, ella es completamente normal y tiene las mismas dificultades para memorizar datos y fórmulas que el resto de personas.

Mi opinión personal sobre el caso es que, a pesar de que todos podríamos admirar el "don" de Jill, no lo elegiría como forma de vida, pues debe ser realmente duro que te asalten continuamente momentos pasados, tanto buenos como malos. Prefiero vivir el presente y pensar en el futuro. El pasado, pasado está, y en la mayoría de los casos, lo mejor es dejarlo atrás y quedarse solo con las experiencias y conocimientos importantes para la vida futura.

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