Voy a buscar en los sueños la respuesta a lo que siento.
La realidad se contamina, se ensucia por la influencia del ser humano.
Sin embargo, en lo más profundo de mí, existe un lugar donde no puedo mentir. Y una persona a la que no puedo engañar: a mí misma.
No me mires así. No me reproches nada.
Estoy cansada de ser una máquina de complacer a los demás.
Me miro y me encuentro
Doblegada a tus ojos
Apresada en tu cuello
Asustada por tus palabras
Loca por tu locura
Y llorando sola por las esquinas de mi maltrecho corazón.
Cuando me busques, sabes que no me encontrarás. Porque ya no estaré. Me habré marchado a las estrellas a contemplar otros planetas. A navegar por otras aguas. A mirar por otros ojos. A erizar otros cabellos.
Lo intentamos. Lo intenté. No se pudo.
Ya no importa. Perdimos a la mitad la lucha. Antes incluso de empezar la guerra.
Atrás quedan aquellas tardes, aquellas noches, aquellas mágicas lunas.
Sabes que no me gustan las despedidas.
Por eso esto no será un adiós.
Será más bien una bienvenida.
Al olvido. A la tranquilidad. A la soledad.
A una vida más triste, pero más sana.
Bienvenida a un sufrimiento, tal vez duradero, tal vez pasajero.
Sólo me queda soñar. Soñar en la imposibilidad de encontrar otros sentidos. Otra mirada. Otro corazón. Caminar cogida de otra mano. Y hacia otro horizonte.
Sube de nuevo la luz de la luna y se escucha el aullido de un lobo... en la más profunda oscuridad de la eterna y cruel noche.
Ahora toca mirar hacia la brillante luz del sol. Porque, al fin y al cabo, los sueños son deseos... Deseos de cosas imposibles.
jueves, 24 de junio de 2010
jueves, 17 de junio de 2010
Nada es lo que parece en la caverna
Hay algo más allá de lo que vemos... Más allá de las sombras de la caverna.
Algo detrás del escenario. Entre los bastidores. Vestuario, maquillaje, música, decorados, luces... nervios.Muchos procesos que pasan hasta llegar a "preparar" un espectáculo.
Sólo en teoría, porque en realidad, nada se prepara. Todo se improvisa. Nunca dices nada como tenías pensado decirlo. Al contrario, lo dices como lo sientes en ese preciso momento.
Porque eso es lo que más vale, sentir todo lo que haces. Y hacer con la misma ilusión y el mismo interés todo lo que te toca representar. Aunque sea un filósofo griego, viejo y tremendamente enrevesado al hablar. Supongo que eso es lo que hacen los actores.
He pasado todos los años de mi vida tras ese telón. Al final, terminas teniendolo como tu casa. Y aprendes, como el prisionero de la caverna, a mirarlo todo con otros ojos. Porque no es lo que sale al final a escena. No son las tres o cuatro personas que se lucen haciendo un gran papel y reciben los aplausos del público.
Gracias a todos los que nos habéis ayudado. Los lazos de cariño que une el escenario, son totalmente diferentes a todo. Gracias a los "teloneros". A las maravillosas prisioneras. A las bailarinas increíblemente profesionales. A mi niña del Power Point y jefa de sonido e iluminación, a la que no sacamos a saludar ¬¬. Y a mi querido Glaucón, por nuestro primer papel juntos. Tus breves pero intensas frases eran imprescindibles.
Esto es solamente el principio de una gran generación de actores, de artistas, y de personas. ¡Sin duda!
miércoles, 16 de junio de 2010
Cuídate... y sonríe
Hoy vengo a hablarte, amiga
Pero no tengo nada que decirte
Solamente escucha:
¿Lo oyes? Es el latido de mi corazón. Aterrorizado, acelerado y maldito. Color rojo oscuro en mi sangre, que empieza a fluir con dificultad.
Toca
¿Lo sientes? Es el miedo, que aploma mis sentidos. Es el temblor de mis manos, esas que tanto te han abrazado, y que ahora desprenden la agitación de mi alma.
Mira
¿Lo ves? Son mis ojos. Es el rostro de la impotencia. El brillo de la angustia. El movimiento de mis labios pálidos, que emiten, sin ningún sonido, el dolor.
Olfatea
¿Lo hueles? Es el aroma de las palabras. Es el perfume de la muerte. Es la esencia de la inutilidad. Es el olor a flor manchada por la pena.
Prueba
¿Lo saboreas? Es la lengua de las malas noticias. Es el sabor seco y áspero de las lágrimas, lluvia de dolor. Es el paladar de la tristeza, la degustación de la soledad.
Todo por unas palabras. Noticias que retumban en mi cabeza.
Y que aún, afortunadamente, no han sucedido.
Aún así, mira a tu alrededor. No, a ese alrededor no, niña idiota.
A tu alrededor de siempre. O más bien, mira a aquellos que están siempre ahí. Y que no podrían vivir sin tí.Piensa en las sonrisas que despiertas cada día, en las ilusiones que alimentas, en las vidas que llenas. Recuerda todo lo que te ha costado llegar hasta aquí.
Aparta el egoísmo. La facilidad. Opta por lo difícil: seguir adelante. Deja las lágrimas a un lado. Al menos sabes que no estás sola.
Pero no hagas sufrir los cincos sentidos de aquellos que te quieren.
Porque un sabio me dijo una vez... si eres importante para alguien... cuídate... y sonríe. :)
Pero no tengo nada que decirte
Solamente escucha:
¿Lo oyes? Es el latido de mi corazón. Aterrorizado, acelerado y maldito. Color rojo oscuro en mi sangre, que empieza a fluir con dificultad.
Toca
¿Lo sientes? Es el miedo, que aploma mis sentidos. Es el temblor de mis manos, esas que tanto te han abrazado, y que ahora desprenden la agitación de mi alma.
Mira
¿Lo ves? Son mis ojos. Es el rostro de la impotencia. El brillo de la angustia. El movimiento de mis labios pálidos, que emiten, sin ningún sonido, el dolor.
Olfatea
¿Lo hueles? Es el aroma de las palabras. Es el perfume de la muerte. Es la esencia de la inutilidad. Es el olor a flor manchada por la pena.
Prueba
¿Lo saboreas? Es la lengua de las malas noticias. Es el sabor seco y áspero de las lágrimas, lluvia de dolor. Es el paladar de la tristeza, la degustación de la soledad.
Todo por unas palabras. Noticias que retumban en mi cabeza.
Y que aún, afortunadamente, no han sucedido.
Aún así, mira a tu alrededor. No, a ese alrededor no, niña idiota.
A tu alrededor de siempre. O más bien, mira a aquellos que están siempre ahí. Y que no podrían vivir sin tí.Piensa en las sonrisas que despiertas cada día, en las ilusiones que alimentas, en las vidas que llenas. Recuerda todo lo que te ha costado llegar hasta aquí.
Aparta el egoísmo. La facilidad. Opta por lo difícil: seguir adelante. Deja las lágrimas a un lado. Al menos sabes que no estás sola.
Pero no hagas sufrir los cincos sentidos de aquellos que te quieren.
Porque un sabio me dijo una vez... si eres importante para alguien... cuídate... y sonríe. :)
miércoles, 9 de junio de 2010
Los Puentes de Madison
-No es humano no sentirse solo... y no es humano no sentir miedo... ¡eres un hipócrita y un falso!
-No quiero necesitarte
-¿Por qué?
-Porque no puedo tenerte
(...)
-¿Qué hace que sea diferente, Robert?
-Verás... cuando pienso en por qué hago fotos... la única razón que se me ocurre, es que me parece que he estado viajando hacia aquí. Y ahora me parece, que todo lo que he echo en mi vida me ha estado conduciendo hacia tí... y si tengo que pensar que mañana me iré... sin tí...
(...)
-Empezaré a culpar el quererte por lo mucho que duele. Y entonces, incluso estos cuatro maravillosos días... solo me parecerán algo sórdido y una equivocación
-Francesca... ¿crees que lo que nos ha pasado... le pasa a cualquiera? Lo que sentimos el uno por el otro... ahora puede decirse que ya no somos dos personas, sino una sola... y algunas personas se pasan la vida buscando eso sin encontrarlo y otras ni siquieran creen que exista
(...)
-Solo lo diré una vez... no lo había dicho nunca... pero esta clase de certeza solo se presenta una vez en la vida.
Los Puentes de Madison
Clin Eastwood & Meryl Strepp
Posiblemente, en mi modesta opinión, la película más romántica que se haya hecho nunca. Por encima de cualquier Titanic, Diario de Noa o Romeo y Julieta... No son protagonistas jóvenes y guapos, no termina en boda, ni tampoco en muerte. Pero la sensibilidad de la historia y de los actores, consigue traspasar la pantalla y se cuela directamente en nuestros corazones. La escena de la lluvia te hace un nudo en la garganta y se te queda grabada para siempre en la memoria. Y, por supuesto, lloras. Lloras mucho. Incluso aquel que nunca lo hace.
Imprescindible en la filmoteca de todo seguidor del cine y especialmente, de todo buen romántico.
domingo, 6 de junio de 2010
Sentimientos en papel mojado
Mira la noche... contempla las estrellas... ¿te imaginas caminar por aquel camino sin senda?
¿viajar a nuestro lugar favorito sin necesidad de volver en una fecha?
¿Huir, simplemente huir? Con la música al hombro, con la mente perdida. Y nuestros pies danzando sobre las piedras.
Corre, corre a mi lado y nada más
¿Alguna vez has soñado un momento tan perfecto como este?
Me tiendes tu mano
Te sigo sin pensármelo
Sabes que lo haría hasta el final del universo... hasta el final de mi vida.
TÚ eres mi mitad
Porque.. ¿Qué se hace cuando todas las palabras conducen a un mismo destino?
¿Fingir que no son tuyas?
Pero... ¡qué demonios!
Estoy harta de evitar verme.
De sufrir sin razón, de llorar a escondidas.
De ahogar los latidos marchitos de mi corazón.
Alzo la vista y me rebelo.
Por primera vez, el reflejo del agua me devuelve mi verdadera imagen.
Tiraré la máscara al río. Contigo.
Porque estoy cansada de ser políticamente correcta...
Ahora, no seré yo la que tenga pesadillas.
¿viajar a nuestro lugar favorito sin necesidad de volver en una fecha?
¿Huir, simplemente huir? Con la música al hombro, con la mente perdida. Y nuestros pies danzando sobre las piedras.
Corre, corre a mi lado y nada más
¿Alguna vez has soñado un momento tan perfecto como este?
Me tiendes tu mano
Te sigo sin pensármelo
Sabes que lo haría hasta el final del universo... hasta el final de mi vida.
TÚ eres mi mitad
Porque.. ¿Qué se hace cuando todas las palabras conducen a un mismo destino?
¿Fingir que no son tuyas?
Pero... ¡qué demonios!
Estoy harta de evitar verme.
De sufrir sin razón, de llorar a escondidas.
De ahogar los latidos marchitos de mi corazón.
Alzo la vista y me rebelo.
Por primera vez, el reflejo del agua me devuelve mi verdadera imagen.
Tiraré la máscara al río. Contigo.
Porque estoy cansada de ser políticamente correcta...
Ahora, no seré yo la que tenga pesadillas.
jueves, 3 de junio de 2010
Te acompaño
Qué difícil es ser madre...
Cuando es un bebé, tienes que estar siempre pendiente de él. Cómo come, cuándo respira, dónde hace sus necesidades, qué le duele, por qué llora... Le compras todo, le permites todos los caprichos y tienes que emplear una tarde entera y buscarte las mañas para que no te escupa la papilla en la cara... que si el avión, que si esta por la abuelita, que si el nuevo Action Man... etc. Ves cómo da sus primeros pasos, cómo te agarra con sus pequeñas manitas para no caerse, cuáles son sus primeras palabras... Y deseas protegerle, siempre, por encima de todo.
Pasa el tiempo. Mucho más rápido de lo que tu querrías, sin duda. Al crecer, ya no te pide biberones ni juguetes. Te pide consejos. Y tú intentas darle lo mejor que tienes, le dices las mejores palabras, labradas en tantos años de experiencia, pero también sientes impotencia. Ahora no estás pendiente de que no se haga "pipí" encima. Es mucho peor. Estas atenta de sus notas, de sus problemas cada vez más adultos, de sus compañías... Es un ser humano, TÚ ser humano, arrojado al mundo sin compasión, y que cada vez es más independiente. En su personalidad, es como un retroceso a la más tierna infancia: habla poco y llora mucho. Pero ahora no lo hace sobre tu hombro, de manera escandalosa. Ahora llora solo, o se refugia en otros brazos que no son los tuyos. Él dice que todo va bien. Cree que puede engañarte, pero tú te das cuenta de cada detalle, de cada lágrima y de cada golpe que pasa por su corazón. Siempre será así. Ya no te pide consejos, no porque no los necesite, sino más bien, porque no sabe en qué va a poder ayudarle esa mujer ignorante que tanto le "come el tarro".
Ahora, por fin, se ha echo mayor. Cada día que pasa tiene que enfrentarse a todo aquello de lo que tú siempre le has querido proteger: la envidia, el dolor, las depresiones, las traiciones, el desamor... Tú le abrazas lo más fuerte que puedes e intentas con todas tus fuerzas volver a meterle en tu vientre, protegido, cálido, seguro, como había estado hasta hace muy poquito. Pero ya no puedes hacer nada. Se faja de tí como si fueras una muñequita de porcelana. Ahora es mucho más fuerte que tú. Es inevitable que vuele, que salga, que sufra... y que se enamore.
Y a lo mejor ella no es lo que tú soñabas para él. En lo más profundo de tu corazón de madre, sientes que no es buena, que traerá problemas, que le hará sufrir, que es un niño todavía y que no sabe lo que quiere... Pero, a pesar de todo, de un primer momento de rechazo, de angustia y de desconfianza, pasa el tiempo y piensas que es posible que estés equivocada, que a lo mejor no le irá tan mal. Rezas porque así sea. Y si desgraciadamente las cosas no salen bien, que sea porque él ha tomado su propia decisión, su propio camino. Ahora es el momento de dejarle volar. Te lo lleva pidiendo a gritos mucho tiempo. Sabes que si toma una decisión desacertada influido por tí y se equivoca, jamás te lo perdonaría. Y tú tampoco te lo perdonarías.
Así que apártate, mantente al márgen y ayúdale. Tal vez solo necesite, como él dice, un voto de confianza.
Cuando es un bebé, tienes que estar siempre pendiente de él. Cómo come, cuándo respira, dónde hace sus necesidades, qué le duele, por qué llora... Le compras todo, le permites todos los caprichos y tienes que emplear una tarde entera y buscarte las mañas para que no te escupa la papilla en la cara... que si el avión, que si esta por la abuelita, que si el nuevo Action Man... etc. Ves cómo da sus primeros pasos, cómo te agarra con sus pequeñas manitas para no caerse, cuáles son sus primeras palabras... Y deseas protegerle, siempre, por encima de todo.
Pasa el tiempo. Mucho más rápido de lo que tu querrías, sin duda. Al crecer, ya no te pide biberones ni juguetes. Te pide consejos. Y tú intentas darle lo mejor que tienes, le dices las mejores palabras, labradas en tantos años de experiencia, pero también sientes impotencia. Ahora no estás pendiente de que no se haga "pipí" encima. Es mucho peor. Estas atenta de sus notas, de sus problemas cada vez más adultos, de sus compañías... Es un ser humano, TÚ ser humano, arrojado al mundo sin compasión, y que cada vez es más independiente. En su personalidad, es como un retroceso a la más tierna infancia: habla poco y llora mucho. Pero ahora no lo hace sobre tu hombro, de manera escandalosa. Ahora llora solo, o se refugia en otros brazos que no son los tuyos. Él dice que todo va bien. Cree que puede engañarte, pero tú te das cuenta de cada detalle, de cada lágrima y de cada golpe que pasa por su corazón. Siempre será así. Ya no te pide consejos, no porque no los necesite, sino más bien, porque no sabe en qué va a poder ayudarle esa mujer ignorante que tanto le "come el tarro".
Ahora, por fin, se ha echo mayor. Cada día que pasa tiene que enfrentarse a todo aquello de lo que tú siempre le has querido proteger: la envidia, el dolor, las depresiones, las traiciones, el desamor... Tú le abrazas lo más fuerte que puedes e intentas con todas tus fuerzas volver a meterle en tu vientre, protegido, cálido, seguro, como había estado hasta hace muy poquito. Pero ya no puedes hacer nada. Se faja de tí como si fueras una muñequita de porcelana. Ahora es mucho más fuerte que tú. Es inevitable que vuele, que salga, que sufra... y que se enamore.
Y a lo mejor ella no es lo que tú soñabas para él. En lo más profundo de tu corazón de madre, sientes que no es buena, que traerá problemas, que le hará sufrir, que es un niño todavía y que no sabe lo que quiere... Pero, a pesar de todo, de un primer momento de rechazo, de angustia y de desconfianza, pasa el tiempo y piensas que es posible que estés equivocada, que a lo mejor no le irá tan mal. Rezas porque así sea. Y si desgraciadamente las cosas no salen bien, que sea porque él ha tomado su propia decisión, su propio camino. Ahora es el momento de dejarle volar. Te lo lleva pidiendo a gritos mucho tiempo. Sabes que si toma una decisión desacertada influido por tí y se equivoca, jamás te lo perdonaría. Y tú tampoco te lo perdonarías.
Así que apártate, mantente al márgen y ayúdale. Tal vez solo necesite, como él dice, un voto de confianza.
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