sábado, 16 de enero de 2010

Beneficios y perjuicios de las redes sociales

El desarrollo de las TIC en los últimos años nos ha permitido a los seres humanos facilitar nuestra vida diaria, nuestro trabajo, comodidad, ocio… etc. Pero lo que más ha favorecido este avance sin duda, es la comunicación entre las personas. Y esto es precisamente lo que nos permiten las redes sociales: relacionarse. Mantener el contacto con los ya conocidos y entablar nuevas amistades con intereses comunes, interactuar y compartir contenidos, son algunas de las ventajas que tienen las nuevas redes sociales, dentro de las llamadas Webs 2.0

La información vuela de un sitio para otro en estas páginas. Y por lo tanto, si tenemos un perfil personal en una red social (llámese Tuenti, Facebook, Fotolog, Youtube...) cualquier persona de todos los puntos del planeta pueden tener acceso a esa información y hacer un libre uso de la misma, lo que supone uno de los grandes inconvenientes de las redes sociales: la invasión de la privacidad. Muchos usuarios (sobretodo la gente más joven) no toma precauciones suficientes a la hora de difundir información personal y estos descuidos pueden llevar a problemas como la pedofilia, la pornografía infantil, amenazas, robos…
Además, muchas empresas han reconocido que utilizan las redes sociales para vigilar la vida personal de sus trabajadores, lo que provoca numerosos despidos.
Crea también un desequilibrio social entre los que tienen acceso a la tecnología, a la información y a las mismas redes sociales, y los que no pueden permitirse tal acceso, y puede llevar a casos de discriminación y acentuar más las diferencias que existen en el mundo.

Pero el principal problema que, bajo mi punto de vista, tienen las redes sociales es sin duda, la adicción. Y es que, paradójicamente, la gran ventaja de estas redes es que favorecen la comunicación y el gran problema es el deterioro de las relaciones personales en nuestro entorno, principalmente la familia. Porque tendemos a comunicarnos cada vez más por el ordenador y perdemos viejas y sanas costumbres como quedar con los amigos, hacer deporte, leer…
Aunque los grandes perjudicados en este aspecto son sin duda, los padres. En las familias actuales reina, por lo general, la incomunicación entre sus miembros. Cada vez los jóvenes se hacen más independientes dentro de su propia casa. Viven por y para el ordenador y dependen exclusivamente de él para relacionarse con los demás. Y los padres, resignados, permiten que sus hijos se encierren en su habitación y pasen horas y horas en Internet, sin controlar qué hacen, en qué tipo de páginas están metidos y sobretodo, qué hacen público de sus vidas privadas. Numerosos son los casos que conocemos de niñas secuestradas por violadores que se dedican a controlarlas a través de su red social, o la utilización de las fotos que cuelgan para fines publicitarios o pedófilos. Por este motivo, los padres son la base de la pirámide para luchar contra estos problemas. Deben controlar diariamente a sus hijos, ponerles límites, obligarles a hacer otras cosas, facilitarles actividades con las que entretenerse como la lectura o las actividades extraescolares. Bien es cierto que los mismos padres carecen de la información necesaria sobre estos peligros y sobre las tecnologías en general. Estamos viviendo una generación en la que los hijos estamos mucho más adelantados en cuestiones informáticas que los padres o los profesores. Y esto es una responsabilidad que acarrea directamente al Estado, que tiene la obligación de promover cursos educacionales y didácticos gratuitos para los adultos, y mostrarles cómo pueden controlar el mundo informatizado y virtual en el que viven sus hijos.
Además, la adición a las redes sociales conlleva que se empeore el lenguaje, tanto oral, pues cada vez se utiliza menos y el escrito, descuidando la redacción y la manera de escribir, con el llamado fenómeno SMS y el olvido casi total de la lectura.

Los propietarios de las redes sociales tienen la responsabilidad de colaborar para que éstas mejoren y los peligros a los que se ven expuestos sus usuarios, se anulen. Propongo que se instale un filtro de edad REALMENTE EFICAZ en todas las redes sociales, por obligación, y que los menores de edad que se les permita usar estas redes, sean controlados y se vean obligados a informar a los padres de la existencia de dicho perfil, proteger la privacidad y los datos personales, sin posibilidad de venderlos para fines comerciales y que cada usuario controle quién ve su perfil.

En definitiva, pienso que las redes sociales son positivas para nuestra vida diaria pero como siempre, todos los extremos tienen vicio y se deben usar con moderación, sin descuidar otras formas de pasar el tiempo más educativas y sanas. Además, se debe mejorar continuamente dichas redes para evitar peligros y consecuencias graves para todos los que hacemos uso de las mismas.
Tamara Toribio

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